Las reglas del comercio exterior. La Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) confía, tras más de siete años de pelea burocrática, que la etiqueta del “Made in” sea obligatoria para los zapatos procedentes de otros países. La posición favorable del Parlamento europeo la semana pasada a dicha norma ha dado esperanzas.
Después de más de siete años de múltiples diligencias burocráticas ante la Unión Europea y otros organismos internacionales, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), la batalla por conseguir que la etiqueta identificativa del “Made in” sea obligatoria para todo el calzado procedente de fuera de Europa, a pesar de los muchos intentos fracasados, no está todavía perdida. Así lo cree la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) y así lo ha hecho saber a las empresas nacionales y de la provincia de Alicante.
El Parlamento europeo, en su reunión plenaria de la pasada semana, debatió y se manifestó a favor de la obligatoriedad del uso de dicha etiqueta de origen en productos importados de terceros países, oponiéndose de este modo a la intención del Ejecutivo europeo de querer eliminar la propuesta del reglamento del “Made in” que ya había sido mayoritariamente apoyada por los eurodiputados en 2010, por lo que solicitaron revertir la situación o presentar una alternativa.
Según ha explicado la patronal, dado que los Estados miembros no se ponen de acuerdo en la etiqueta de origen obligatoria (aplicable no sólo al calzado, sino también al textil, joyas y cristalería, entre otros productos), “los parlamentarios europeos creen que la Comisión tiene que encontrar otras maneras de nivelar el campo de juego en el que se mueven los fabricantes europeos y sus competidores de terceros países. Sólo un etiquetado obligatorio permite a los compradores decidir su compra de manera informada”, señala la patronal.
La Confederación Europea del Calzado (CEC), de la que forma parte FICE, ha reivindicado este etiquetado obligatorio, y así lo ha venido manifestando de forma reiterada el presidente de FICE, Rafael Calvo, porque con ello se contribuiría a poner en valor el producto hecho en Europa (calidad y cumplimiento de todas las normativas de higiene y medioambientales) en España y en la provincia de Alicante, además de ponérselo más difícil a las copias e imitaciones procedentes de países asiáticos.
Hay países, como Brasil, China y Estados Unidos, que tienen implantadas normas de marcado de origen para el calzado, por lo que la opinión de algunos eurodiputados, según FICE, es que “no se pueden aceptar dobles raseros en un mercado globalizado y hay que asegurarse de que las reglas de juego son justas para los ciudadanos, los consumidores y los fabricantes europeos”.
La reivindicación de la patronal europea y española ha venido chocando, sin embargo, con intereses de multinacionales de algunos países de la UE que están más por la labor de no usar indicaciones de origen o hacerlo de forma engañosa. “El fracaso en poner en marcha un etiquetado obligatorio de origen sería un retroceso en los derechos de los consumidores y una oportunidad perdida de impulsar el empleo en Europa”, según destaca la patronal de entre las opiniones recogidas en el debate parlamentario.
Aunque el comisario de Comercio de la UE, Karel de Gucht, ha manifestado, según indica la patronal, que después de todos estos años de trabajo sobre el “Made in” la normativa puede estar condenada al fracaso, no se da todo por perdido, ya que la Comisión Europea “va a presentar un texto revisado en línea con las actuales reglas de la Organización Mundial del Comercio con objeto de que los consumidores puedan tomar decisiones informadas”, según se recoge en la resolución aprobada que abre la vía a una posible opción de etiquetado favorable para las empresas nacionales.